jueves, 1 de diciembre de 2011

Ocho nuevos dobles: Doppelgänger

Alguna colección de relatos puede resultar algo así como la reproducción, por orden de clasificación final, de los ganadores y finalistas de un concurso de maquetas. Esforzada y compartida fama efímera. Anécdota, collage de nombres sin solución de continuidad. O puede ser, como en este caso, igual que aquellas viejas cintas de casete en las que grabábamos nuestras canciones favoritas. Antología personal y emocional. Noches de sábados con las ventanillas abiertas. Obsoleta metáfora que puesta al día nos llevaría en este caso a un disco colectivo de ocho cantantes con ocho canciones inéditas, un cómic de Álvaro Ortiz de regalo en su interior, un maravilloso diseño artístico y una carátula original de Arantxa Recio que enamora nada más verla. Una joya en papel para ver y tocar.
Este libro es (eso creo) el resultado de una idea individual o a medias, ideada por uno y cocinada por dos, cuatro escritores cada uno; dos de mutuo acuerdo; tres más, uno más uno igual a Jekyll&Jill; Jessica Aliaga y Víctor Gomollón y viceversa. Idea (me gustaría imaginar) presentada en una reunión de amigos, en una larga sobremesa repleta de alcohol, libros, música, risas, pies descalzos y ceniceros repletos. Una idea sin oportunismo, con más arte que negocio, tan sólo por el placer de reunir en un libro a sus autores contemporáneos favoritos, afinidades individuales y/o coincidentes. Reunirles una noche y presentarles al Doppenlänger, el mito alemán que se refiere al alter ego u otro-yo fantástico; el reflejo, el desdoblamiento, la doble identidad. Y pedirle a cada uno que escriba un relato sobre eso. Un libro inevitablemente ecléctico, personal e intransferible, cada uno con su idea, su perspectiva, su estilo; distinto en cada caso. Ocho maneras de pensar el mito y crear uno nuevo que reúne diferentes formas de narrar. Desde la formal –sin sentido peyorativo- a la pura alucinación.
La sinceridad esquizofrénica, cruda e irreflexiva de Rubén Martín; el otro yo –ese que nunca miente- de un diario de Francisco Nixon –músico del que me declaro fan-; el amigo invisible e imaginado para escapar del dolor cotidiano y familiar de Brian McCabe; la fantasía surrealista de Javier Moreno, un cuento para adultos perversos con una Caperucita Roja convertida en una erótica Lolita y un Lobo Feroz desconcertado y repentinamente curado de su daltonismo con el rojo de su pintalabios; Juan Carlos Márquez, provocador, beligerante, gamberro, satírico, metafóricamente deslumbrante y su nueva versión a ritmo de rap de la invasión de los ladrones de cuerpos; Miguel Ángel Ortiz Albero, minucioso observador y su prosa descriptiva, difícil y poética por la que siento una irracional debilidad con un relato sobre la pérdida de la memoria y la identidad. Y los dos que me han resultado absolutamente brillantes: Sergi Bellver con “El nudo de Koen”, un inquietante relato de original estructura sobre dos hermanos con el mismo nombre –uno muerto y el otro vivo-, dos pensamientos, dos vidas paralelas que se cruzan en un aniversario; y Miguel Serrano con “Media res”, una historia gemela en dos actos, un misterio abierto, ocultado a la lectura; una misma coincidencia, mismo taxista, igual trayecto, mismo lugar, final duplicado; sorprendente relato genial.

“Doppelgänger, ocho relatos sobre el doble” Varios Autores. 187 páginas. Jekill & Jill Editores. Zaragoza, 2011.

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