Nuestro Diccionario de la lengua española son dos gruesos volúmenes con más de ochenta mil palabras. ¿Cuántas de todas esas no usaremos nunca en nuestra vida? ¿Cuántas son importantes; necesarias? ¿Cómo definiríamos ausencia? ¿Y felicidad, y dolor, y tiempo, y duda, y esperanza? ¿Cuántas preguntas nos hacemos a lo largo de nuestra vida? ¿Y para cuantas tenemos respuesta? ¿Buscamos las palabras o las esquivamos utilizando evasivas? ¿Cuántas veces miramos dentro de nosotros? ¿Y qué sentimos? ¿Palabras o silencio?
Este estribo es (supongo) un cuaderno de notas. Son papeles en los bolsillos, apuntes, palabras que asaltaron a Ramón Acín en plena calle, con las que se tropezó al leer el periódico, que aparecieron puntiagudas en una conversación.
Este estribo es (supongo) un cuaderno de notas. Son papeles en los bolsillos, apuntes, palabras que asaltaron a Ramón Acín en plena calle, con las que se tropezó al leer el periódico, que aparecieron puntiagudas en una conversación.
Este estribo es (imagino) un libro hecho de días, meses y años. Son reflexiones, cuartillas emborronadas, pensamientos y palabras ordenadas alfabéticamente. Diálogos, sentencias, soliloquios, opiniones, preguntas y respuestas. Palabras que leemos, escuchamos, se cruzan en nuestro camino y nos obligan a buscar, descifrar con palabras: explicación, aforismo, definición. Palabras que nos incitan, nos obligan, nos hacen ser y sentir. Porque “cuando menos, la palabra nos parapeta frente al horror del vacío y, sin duda, transforma la ignominia de la existencia”. La palabra como algo necesario. La palabra como continente del ser. Porque “ser es implicarse. Y no es fácil salir indemne”.
Este estribo en su propia forma y carácter tiene (creo) la intención de ser punto de apoyo para provocar una respuesta, estimular una reacción. Motor de arranque, puesta en marcha. Hacer pensar. Porque “la actividad de pensar conlleva, como mínimo, el hecho de emocionarse”.
Ramón Acín como maestro, amigo, compadre y cofrade en “la modernidad de esta edad bárbara” nos habla con buen humor de cosas serias. Fundamentales. Imprescindibles. Obligatorias. Nos presenta con la literatura -porque “la literatura puede ser todo aquello que hay entre los ojos y la vida”- la existencia y sus palabras.
Ramón Acín como maestro, amigo, compadre y cofrade en “la modernidad de esta edad bárbara” nos habla con buen humor de cosas serias. Fundamentales. Imprescindibles. Obligatorias. Nos presenta con la literatura -porque “la literatura puede ser todo aquello que hay entre los ojos y la vida”- la existencia y sus palabras.
Este estribo da pie (al menos para mí) a múltiples notas al margen, páginas marcadas y subrayadas, a escribir dentro del libro junto a cada entrada. Da pie al interrogante, la exclamación, la afirmación y la duda. Este estribo es (para mí) un gabán de papel impermeable que nos protege del frío, la lluvia y el vacío; del punto muerto de la pereza. Es un diccionario de citas para la búsqueda. ¿Qué somos?
No sé, pero creo que este estribo nos lleva a meditar a cerca de la trascendencia e importancia de algunas palabras. En conocer su significado, al menos, para nosotros. Lo que no necesitamos y lo que debemos conocer a fondo. Palabras como individualismo, amor, conciencia, tiempo, vida, muerte.
No sé, pero creo que este estribo nos lleva a meditar a cerca de la trascendencia e importancia de algunas palabras. En conocer su significado, al menos, para nosotros. Lo que no necesitamos y lo que debemos conocer a fondo. Palabras como individualismo, amor, conciencia, tiempo, vida, muerte.
Ramón Acín establece un diálogo con nosotros. Expone, afirma, nos hace preguntas, nos da pie a que pensemos, razonemos, reflexionemos.
En mi tozudez, he dado vueltas y más vueltas y, al final, he encontrado cierto cobijo en unos versos de Álvaro de Campos (Pessoa): “No soy nada/Nunca seré nada/No puedo querer ser nada/Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo”.
Ramón Acín. “Con el pie en el estribo”. Editorial Eclipsados. Zaragoza, 2010.
En mi tozudez, he dado vueltas y más vueltas y, al final, he encontrado cierto cobijo en unos versos de Álvaro de Campos (Pessoa): “No soy nada/Nunca seré nada/No puedo querer ser nada/Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo”.
Ramón Acín. “Con el pie en el estribo”. Editorial Eclipsados. Zaragoza, 2010.