miércoles, 27 de mayo de 2009

Por ser un instante


Cada despertar convertido
en cáncer
alquitrán
sumidero y derrumbe

pienso lo mismo.

Cada despertar arruinado
vencido, roto,
turbio el reflejo
y perdida la fe

pienso lo mismo.

Cada nueva mañana
prematuro camino
de muerte
polvo, viento y olvido

pienso lo mismo.

Pienso
para qué
tanta urgente
necesidad de ti.

Para qué
tanta obsesión
tanto inútil, torpe deseo
por ser un instante
tu voz desatada
tu forma infinita
mi vida
brotando
en tu vientre de luz.

Poema de Jorge del Frago

La magnífica fotografía es obra de Vicente Guerrero.
Y fue tomada en el interior de la escuela del municipio de San Juste (Huesca)
http://www.flickr.com/photos/bizen99/

domingo, 24 de mayo de 2009

La vida adulta

La vida adulta comienza cuando calculas el número de botellas vacías de Coca-Cola que necesitas para comprarte la armónica del escaparate.

Óscar Sipán

viernes, 22 de mayo de 2009

Quizás, a veces, tal vez


No me sirve
el mañana,
la esperanza
clavada
en el porvenir.

No me sirve
la paciencia,
el tiempo
en futuro
no me calma la sed.

No me sirve
la tregua,
los días venideros
las hojas nuevas
sin estrenar.

No me sirven,
no me consuelan,
los verbos esperanzados
los relojes parados
los calendarios
sin tachar.

Quizás,
a veces,
tal vez
el sosiego,
la calma advertida
en el leve rasguño
de tu piedad.


Poema de Jorge del Frago

La magnífica fotografía es de Jose Anoro.
Os recomiendo visitar su galería en

miércoles, 20 de mayo de 2009

Mi amigo invisible


Dejé de jugar con mi amigo invisible el día en que el muy traidor me robó la novia.

Texto de Jorge del Frago

La estupenda fotografía es de “Oscura como la luz”. http://www.flickr.com/photos/oscuracomolaluz/

martes, 19 de mayo de 2009

Con el viento de proa

Corregí mil veces lo escrito. Mil veces, durante días, intentando hablar de tus poemas nacidos por sorpresa, enfrentándome a tu lúcida desesperanza, a las palabras incómodas, a tus rimas y pensamientos, a mi propia incapacidad, a mi doloroso reflejo.

Mil veces rendido, derrotado, ante ese “Del silencio helado de mis tripas”, mil veces Efímeros/como lienzos descosidos/puestos a las órdenes del viento con las batallas/ perdidas de antemano, que tan sólo alargan la agonía. Y mil noches sintiéndome como tú, “Despertar a la vida” con aliento encendido/ y acero oxidado, y quejumbrosa/ mirada al verbo del espejo.

Mil veces, noches, días, “Horas, minutos y segundos” para reconocer el sabor de la insignificancia de la inexistencia, un pánico al silencio/ de las persianas bajadas, y volver a despertar una nueva mañana/ y todo empieza de nuevo.
Noches, horas, días, perdido en la imagen de la luz inmaculada de una mañana descalza/que escarba en las baldosas.

Para descubrir en tu palabra “Calabrez”, un pueblo de Asturias donde el tiempo se muestra desnudo/y te enseña a vivir. Donde un hombre de tierra adentro se siente fascinado por “El Mar espumoso”, indomable/ salvaje/ agitador de voluntades. Para imaginar el lugar donde vivir el amor “Como un oscuro beso en la noche” Mis manos llenas de tu cuerpo/ladronas de inocencia/conquistadoras de nuevos mundos/aún sin nombre. Un amor para escribir “Poesías descarriadas” y querer despertar en otra vida/a tu lado. Lloro para sentirme vivo/y canto llamando a la muerte/para no estar solo. Grito tu nombre/fabrico futuros en los que paseamos de la mano. Y un presente en el que Ya no hay balas, ni heridas/ tan sólo un cuaderno garabateado/y los recuerdos llenando los bolsillos.

Mil veces para querer despertar alegre entre cristales/ de sueños rotos y miedos de ceniza, y protegerme de la vanidad, para así tener risas/ versos/ y mares. Mil horas para reconocerme ignorante de músicas y nombres que tú conoces y admiras, de pasados y guerras, y mil veces para rendirme al dolor de la muerte y a los “Recuerdos de sangre, rencores y despedidas”, unirme a la elegía del amigo adolescente, unirme a ti contra los hombres como “Sombras rapaces” y para, como tú, correr contracorriente/ a ciegas sin rumbo y sin sentido/buscando el horizonte que siempre se escapa/jugar a no ganar buscando mi lugar, ese horizonte de cuero, ajado y ojeroso, donde la realidad se marchita y se asemeja a la bruma, un despertar de silencios, volviendo el viento de proa.

Mil veces en tu desánimo, en ese “Demasiado tarde para la poesía” Sonrisa gris de lunes que nos arrastran. Viejos ignorados, palabras silenciadas, libros sin leer. Cárcel sin rejas. Mil veces con ese yo tuyo y “Todos los nombres que tengo” Tengo la fe en la imaginación/una mirada que muerde/la lengua buscando veneno/los sueños llenos de piedra/lectura hecha oración/el verbo fácil que escuece/mi error siguiendo en sus trece.
Y mil veces para repetir ese “Nada más para existir” No necesito nada más/para existir/tan sólo yo/un absurdo, una necedad, una rutina gastada. Tan sólo tú/un fiel reflejo de todo lo que anhelo/un grito al cielo/una inmensa jauría de sensaciones abriendo mi cuerpo.

Mil veces para corregir lo escrito, para llegar a tu “Fin” y tu pregunta: ¿Qué se esconde tras el cristal/diluido/en el papel?, para leerte decir que es la mentira/ máscara/ soledad/ oscuro laberinto al que llamamos vida/ Grita si quieres/Busca, si puedes/terminaré llorando/como la nieve en primavera.

Pero mil veces para volver atrás y quedarme “En el mismo lugar donde las sombras pernoctan” en ese Perder el tiempo/en este papel o sobre cualquier/pentagrama inexistente. Volver a empezar/ como si nada hubiese pasado,/ como si los sueños aún existiesen,/como si las sombras no fuesen/ sino lugares donde no llega la luz,/como si los juegos fuesen la vida/ y la vida valiese la pena.

Daniel Sancet Cueto. “Celesto de Calabrez, soy yo”. Edita Impresiones Quiméricas, Alagón (Zaragoza) 2009.

miércoles, 13 de mayo de 2009

A cuatro manos


Cuando estoy sola en casa me gusta tocar el piano a cuatro manos con ese señor que mamá dice que no existe.

Óscar Sipán

martes, 12 de mayo de 2009

La debilidad de mis manos



Asusta
esta invencible
fragilidad,
estas noches
de papel mojado
tormenta
y vendaval.

Asusta
esta inservible
rutina,
este caminar
tropezando,
esta impaciente
manera
de sangrar.

Asusta
este falso techo,
esta luz
encendida
inocente
y artificial.

Me asustan
la debilidad
de mis manos,
las ventanas
cerradas,
mis párpados
mojados,
la esperanza
y la sal.

Poema de Jorge del Frago

La Fotografía es de Sergio Joven
http://www.flickr.com/photos/mnemonix/

domingo, 10 de mayo de 2009

Emocionante y dramática

Al acabar de leer “Día de perros” pensé que si viviéramos en otro país a David Jasso ya le habrían ofrecido adaptar su novela para llevarla al cine. Y es que durante muchas páginas tuve la sensación de estar viendo una película; una trepidante y emocionante película. Porque esta novela contiene una historia que más que leerse, se ve. Y no sólo se hace visible sino que además transmite con tanta efectividad sus imágenes que llegas a sudar sintiendo el agobiante calor de una tarde de verano. Jadeas después de una persecución por las calles y la estación de tren de la ciudad y acabas encerrado en el espacio claustrofóbico de una cabina del teleférico que se balancea sobre el río, contemplando a un chaval colgado en el vacío, sujeto por las manos de otro, pero que se está escurriendo peligrosamente.
Calificar a “Día de perros” como un Thriller resulta adecuado pero insuficiente. Y es que además de carreras y persecuciones por las calles de Zaragoza, de sorpresas en cada capítulo, de emoción y tensión constante, hay también lágrimas de desesperación y vergüenza; hay dolor, locura y orgullo; sonrisas de avaricia y astucia. Entre jóvenes inconscientes y gallos de pandilla hay una mujer acomplejada a la que no le gusta ver su reflejo en los escaparates; un matrimonio sin hijos que llena ese espacio vacío con una mascota; y unos chavales tiesos de pasta que se creen más listos que nadie.
En “Día de perros”, David Jasso nos recuerda cuales son los dos valores absolutos de la juventud: la amistad y el amor. Y en esta novela nos enseña hasta dónde se puede llegar por serle fiel a ese pacto inquebrantable de la amistad y cómo se viven el arrepentimiento y la vergüenza, la esperanza y la dolorosa intensidad del amor cuando se tienen menos de veinte años.
David Jasso nos muestra con las palabras dos mundos contrapuestos que acaban colisionando de frente: un chaval zarandeado por las tormentas de los adultos y unos adultos zozobrando en la gamberrada de unos chavales. La forma de enfrentarse a la vida cuando los amigos y la chica que te gusta lo son todo. Tanto como para aceptar un plan disparatado con el que conseguir algo de dinero y que de repente se complica y acaba convirtiéndose en un terrible error. Tanto como para no ser capaz de decir basta, romper el juramento, sentir temor pero seguir adelante dejándose llevar por el riesgo y la aventura. Tanto como ser incapaz de marcharse y no verla, ir a donde sea con tal de estar junto a ella, esperar oír de sus labios las palabras que lo cambien todo.
“Día de perros” es un Thriller, una película trepidante, una emocionante novela con la sorpresa apareciendo a la vuelta de la esquina, pero también es el relato de una angustiosa carrera que lleva a una mujer hasta el límite de sus fuerzas y que arrastra en su torbellino a un hombre hasta llevarle a cruzar el límite de la cordura con un cuchillo en la mano.
“Día de perros” nos enseña que, muchas veces, no somos conscientes de las repercusiones de nuestros actos. Que un acto absurdo nos puede llevar a contemplar la muerte, que basta un día para cambiarte la vida, hacer que la amistad se desvanezca y el desamor duela menos.
Y al final, como en el truco de una película que continúa después de los títulos de crédito, David tiene tiempo para dejarnos otra sorpresa, una inesperada y última vuelta de tuerca.

David Jasso. “Día de perros”. Hegemón Ediciones. Zaragoza, 2008

viernes, 8 de mayo de 2009

Pesado equipaje


Te busco
en la soledad
de mi herida,
en cada noche
imperfecta
premeditada
y cruel.

Te busco
en la confesión
de mi culpa,
en cada silencio
alquilado
sediento
de ayer.

Te busco,
a cada momento
te busco,
y acabo
encontrándote
siempre
en la conciencia despierta
de mis labios ahogados,
en el fondo revuelto
de mi pesado equipaje,
en cada sueño tapiado
con un violento portazo.

Poema de Jorge del Frago

La fotografía es de Nacho García, un extraordinario fotógrafo de Jaca.
http://www.flickr.com/photos/goam/

miércoles, 6 de mayo de 2009

Un cuento de Roberto Malo


La astuta hermanastra.

A las doce en punto de la noche, Cenicienta pierde un zapato mientras sale a la carrera del baile real. Esto lo observa una de sus hermanastras; como se conoce el cuento, se calza en un segundo el zapato de Cenicienta y deja en su lugar uno suyo. Cojeando ligeramente, la hermanastra se aleja del baile con una amplia sonrisa.

Texto de Roberto Malo
http://robertomalo.blogspot.com/

Fotografía de Maite Pérez Pueyo
http://salamandradiamantesdesafiandogravedad.blogspot.com/

martes, 5 de mayo de 2009

No estamos solos


Ahora sé que no estamos solos: acabo de descubrir un micro en el confesionario.


Óscar Sipán