martes, 20 de octubre de 2009

Alivio del frío


No tengo ninguna teoría acerca de la poesía. Ningún manual de uso y disfrute. Ninguna mercancía que vender.
Si acaso una herida.
Un susurro.
Un cobijo.
Sanatorio para un convaleciente.

No tengo ninguna certeza. Ninguna verdad absoluta. Ningún certificado de autenticidad.
Tan sólo me dejo llevar.
Arrastrar por la corriente.
Tomar aire
en su intensa brevedad.

Y creeré, sin saber, tan sólo presintiendo, que Fernando Sanmartín, en “Infiel a los disfraces”, habla de amor, verdad y lugar.

Del amor como petición y derrota.
Como vértigo y juego de naipes.
Como deseo y arrepentido final.
Del amor entregado en un beso a oscuras para no saber. Como confusión para desaprender. Como cartas escritas sin contestación.

Y pensaré palabras nuevas. Como desfigurándose. Palabras que son interruptor, llave que abre un cajón.
Porque desfigurar es una forma de empezar a olvidar. Es borrar la fecha escrita a lápiz en un papel. Repintar en azul sobre blanco.

Y será también verdad.
Del poema como verdad.
Como un vuelo roto.
Un paso atrás.

Y la verdad es

CONOCER el epitafio
de todas las certezas.
Y comenzar
De nuevo
.

Y eso me recuerda que RECOMENZAR, es una palabra que me enseño Fernando. Recomenzar es recomponer, comenzar de nuevo otra vez.

Y la verdad del pasado y sus alfileres clavándose, haciendo daño.
La verdad de retomar las preguntas y vivir jugando a ser inmune en los desolladeros.
Porque son muchas las definiciones del error.

Y está también un lugar. La ciudad de Fernando. Y un puente de piedra y un río.
Un lugar donde vivir y también un lugar donde esconderse.
Una ciudad que es biografía y huída, partida y regreso. Un abismo y un cementerio donde enterrar al padre y donde saber de una niñez gris, fugitiva e inexplicable.

Una ciudad que es viento y
un bar sin nombre y con humo,
un bar donde recitan
poetas que no quieren ser felices
.
Una ciudad que es pasado
y sombra
y cuarenta años cumplidos.
Una ciudad que es escenario donde ser engaño y verdad, donde recortar el pasado para conseguir DESCONOCERSE.

Quizás podamos interpretar los poemas. Retroceder partiendo de lo mínimo. Sobre lo mínimo reconstruir.
Tal vez no haga falta. Tal vez tan sólo se trate de un gesto sencillo. Igual que tiro hacia arriba de la colcha para taparme cuando tengo frío. Buscar cobijo y calor.

No tengo teorías ni certezas. Tan sólo un presentimiento.
Tan sólo siento
alivio del frío.


Fernando Sanmartín “Infiel a los disfraces”. Centro Cultural Generación del 27. Diputación de Málaga, 2008. Edición no venal.

1 comentario:

Anónimo dijo...

una critica muy adecuada e innovadora. Apropiada 100 %. Felicidades