Sería injusto comparar “Adónde vamos” con cualquier otro texto que hable en tercera persona de lluvia amarilla, derrumbe, soledad y muerte. Así que prefiero unirlo a “Casa por casa” y, sobre todo, a “De puertas adentro”, los dos magníficos libros-documento de Fernando y Ana Biarge porque son la forma perfecta de ver, ponerle imágenes a las palabras y entender todo lo que Ana Tena nos cuenta en su novela.
El estilo literario no es lo importante; lo valioso de “Adónde vamos” está en su enseñanza, en lo que quiere que sepamos, comprendamos y guardemos. Ana ha puesto en un doloroso y lúcido monólogo las historias oídas en su casa. Palabras que ella escuchó con atención, respeto, curiosidad y cariño. Palabras que puso de igual forma sobre un papel para que no se perdieran. Una forma de vida desaparecida que yo también he oído contar a mi padre, mi madre y a mi abuela. Primera persona del singular que se convirtió en plural.
“Adónde vamos” es la historia de tres generaciones. Entender que para poder llegar a la orilla en la que ahora estamos es porque otras dos generaciones lo hicieron posible. Mis padres son de los que marcharon a la capital. A mis abuelos les tocó verlos marchar. La generación de nuestros abuelos se quedó en la otra orilla, la contraria a la nuestra; y nuestros padres hicieron de puente uniendo una y otra. Pasado, presente y futuro y dos lugares distintos. Y que cuando el puente se rompa ya no habrá forma de regresar porque lo que nos une y mantiene unidos al pasado habrá desaparecido. Por eso debemos escuchar, saber, comprender y guardar.
“Adónde vamos” está escrito contra el silencio; le pone voz y sentimientos a esa generación que fue la última orilla. La que tenía que despedirse de los hijos y quedarse solos en su pueblo para morir con él. “Adónde vamos” nos enseña el porqué de todos esos pueblos derruidos y deshabitados de Aragón. La llegada del progreso que dejó sin trabajo a los jornaleros, los más humildes que no tenían tierras propias, que los obligó a marcharse porque allí ya no eran necesarios. Y que hizo después que los hijos de los propietarios ya no quisieran ser agricultores, vivir en un pueblo pequeño de tierra escasa y abrupta sin más futuro que la subsistencia. Una nueva época. Una nueva vida.
“Adónde vamos” es vivir en soledad con la única compañía de los recuerdos. Del pasado y lo vivido, del hablar solo, ver morir un mundo y nacer otro distinto donde ya no se tiene cabida. Dos vidas distintas. Sentimientos, resignación, orgullo y duelo.
“Adonde vamos” es razón y corazón. Razón es la sensatez, asumir lo inevitable. Corazón es lo sentimental. Razón es comprender el porqué. Porqué abandonaron aquellos lugares, porqué se derrumbaron. Corazón es sentir dolor al verlos destruidos, abatidos, irrecuperables dos generaciones después. Razón es lógico y duro destino. Corazón es Ana Tena; es primera persona del plural. Razón es “Adónde vamos”, es conocer, escuchar, comprender, apreciar, agradecer y guardar en el corazón.
Ana Tena Puy. “Adónde vamos” Gara d’Edizions. Zaragoza, 2009.
El estilo literario no es lo importante; lo valioso de “Adónde vamos” está en su enseñanza, en lo que quiere que sepamos, comprendamos y guardemos. Ana ha puesto en un doloroso y lúcido monólogo las historias oídas en su casa. Palabras que ella escuchó con atención, respeto, curiosidad y cariño. Palabras que puso de igual forma sobre un papel para que no se perdieran. Una forma de vida desaparecida que yo también he oído contar a mi padre, mi madre y a mi abuela. Primera persona del singular que se convirtió en plural.
“Adónde vamos” es la historia de tres generaciones. Entender que para poder llegar a la orilla en la que ahora estamos es porque otras dos generaciones lo hicieron posible. Mis padres son de los que marcharon a la capital. A mis abuelos les tocó verlos marchar. La generación de nuestros abuelos se quedó en la otra orilla, la contraria a la nuestra; y nuestros padres hicieron de puente uniendo una y otra. Pasado, presente y futuro y dos lugares distintos. Y que cuando el puente se rompa ya no habrá forma de regresar porque lo que nos une y mantiene unidos al pasado habrá desaparecido. Por eso debemos escuchar, saber, comprender y guardar.
“Adónde vamos” está escrito contra el silencio; le pone voz y sentimientos a esa generación que fue la última orilla. La que tenía que despedirse de los hijos y quedarse solos en su pueblo para morir con él. “Adónde vamos” nos enseña el porqué de todos esos pueblos derruidos y deshabitados de Aragón. La llegada del progreso que dejó sin trabajo a los jornaleros, los más humildes que no tenían tierras propias, que los obligó a marcharse porque allí ya no eran necesarios. Y que hizo después que los hijos de los propietarios ya no quisieran ser agricultores, vivir en un pueblo pequeño de tierra escasa y abrupta sin más futuro que la subsistencia. Una nueva época. Una nueva vida.
“Adónde vamos” es vivir en soledad con la única compañía de los recuerdos. Del pasado y lo vivido, del hablar solo, ver morir un mundo y nacer otro distinto donde ya no se tiene cabida. Dos vidas distintas. Sentimientos, resignación, orgullo y duelo.
“Adonde vamos” es razón y corazón. Razón es la sensatez, asumir lo inevitable. Corazón es lo sentimental. Razón es comprender el porqué. Porqué abandonaron aquellos lugares, porqué se derrumbaron. Corazón es sentir dolor al verlos destruidos, abatidos, irrecuperables dos generaciones después. Razón es lógico y duro destino. Corazón es Ana Tena; es primera persona del plural. Razón es “Adónde vamos”, es conocer, escuchar, comprender, apreciar, agradecer y guardar en el corazón.
Ana Tena Puy. “Adónde vamos” Gara d’Edizions. Zaragoza, 2009.
1 comentario:
Tomo nota. Este libro promete, me encanta esa visión de tres generaciones, unos en una orilla unidos por un puente a los que pasaron a la otra...
Un saludo indio
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