miércoles, 6 de enero de 2010

Interregno


“Interregno” no es sólo un cuento. Es una historia. Es la historia de un protagonista sin nombre, y si no es una historia real, al menos está cuajada de lugares y objetos comunes a más de un lector.
El relato se desarrolla en un paréntesis muy concreto de tiempo y espacio. Está enmarcado por el principio y el final de las Navidades, en una trayectoria lineal señalada por el paso ordenado de los días. Comienza un 24 de diciembre (martes), y concluye el 6 de enero (lunes), en unos días que, en palabras del autor, “No existen, por un lado, y son los únicos reales, por el otro, los únicos que pueden visitarse un año tras otro, encontrándonoslos prácticamente como los dejamos” (pág. 130). Esta frase contiene la clave de la novela, en una síntesis de los ritos, de las vivencias navideñas que repiten, un año más, los protagonistas de esta historia.
Sin embargo, esta horizontalidad en lo temporal se ve atravesada, verticalmente podríamos decir, por numerosas alusiones al pasado (las historias familiares) y al futuro (el embalse en construcción y sus consecuencias, la posible demolición de la capilla, los sobrinos del narrador). La acción se desarrolla en una ciudad innominada; se trata de una “ciudad encantada” (p.30). Es un lugar que aglutina costumbres. El protagonista siempre ha vivido en el centro y nos presenta la ciudad desde distintas perspectivas: de dentro a fuera, de fuera hacia dentro, de arriba abajo. Desde esta última perspectiva se imagina que la ciudad es una maqueta contemplada por la estatua de la Virgen, para cuya talla posó su madre.
En la novela se narra la vida de una familia industrial, burguesa, provinciana, con la voz de un joven miembro de la familia. Podría parecer que el protagonista debe su existencia a su relación con los otros personajes: es el hijo de Anabel y Julián, el hermano menor de José Mª y de Javier, el cuñado de Adela y de Teresa, el tío de Maite, Javi y Tulín y el sobrino de Escolástico. A redondear su retrato acuden las voces de las vecinas y de los amigos. Poco o nada se sabe de su ocupación, si la tiene. Habla, pero cuando se le pregunta se vuelve escurridizo. La suya es una historia llena de omisiones y de ausencias que, a veces, son más elocuentes que las presencias.
Pero este anonimato, su trabajo para la casa, la aparente debilidad frente a sus hermanos mayores –“durante las Navidades temo dar por sentado, con resignación, que mi tiempo está a la entera disposición de los demás” (p.18)- adquieren el máximo protagonismo en el transcurso del relato.
Alejandro Ratia nos ofrece en esta, su primera novela, una historia magníficamente narrada, un cuento de Navidad, un relato de costumbres. Una obra muy recomendable.

Alejandro Ratia. “Interregno”. Libros del Innombrable. Zaragoza, 2009.

Reseña de Emilio Molins García-Atance y María José Auría Labayen

1 comentario:

Gittana dijo...

Aqui me tienes, un poco tarde... Una estupenda recomendación para estas épocas...

Remembranzas del pasado que hoy son nuestro presente...