lunes, 27 de septiembre de 2010

Postales de un tiempo y una canción de amor

Interesante y original proyecto narrativo esta Colección Mandoble de Libros Certeza. Un texto. Dos autores. Golpe de una espada de papel empuñada a dos manos. Y su primer número de estreno: “Aquellas miradas” de Luis Bazán y Jorge Cortés.
Un texto. Dos autores. Pro indiviso. Condominio. Cigarrillo a pachas. Literatura a cuatro manos y dos voces en la que lo más difícil es mantener la igualdad. Coser los pliegos con hilo del mismo color y sin que se noten las puntadas de cada mano. Mantener el equilibrio de los dos platillos en la balanza. Seis relatos sin nombre propio, sin firma a pie de página, sin protagonismo individual. Juntos en los méritos y en los defectos. Lo tuyo nuestro y lo mío de los dos.
Y “Aquellas miradas” es de esos encuentros afortunados que aparecen por sorpresa en casa para quedarse. Inmenso interior en su pequeño formato, libro de bolsillo y esqueleto flexible. Inmenso en contenido y emociones. Inmenso en el trazado de los cuatro puntos cardinales de una vida: recuerdo, amistad, paisaje y amor. Recuerdos sin agriar ni adulterar. Amistad como fiesta y juramento sin notario. Paisaje de antes mudando la piel sin lágrimas de cristal. Amor sin almíbar, empalago ni azúcar quemado. Inmenso en lo cierto, en todo aquello con lo que nos vamos llenando los bolsillos, apuntalando las décadas y nos permite seguir haciendo pie y no ahogarnos. Patrimonio sin valor monetario con el que al final, cuando toque hacer obligado balance de una vida, el resultado nos sea favorable.
Postales de un tiempo, recuerdos de última niñez y primera juventud. No-Do en blanco y negro, cine de reestreno, gallinero, merienda y gaseosa; películas, aventuras fantásticas; fútbol y tebeos; escuela y pupitre, pantalón corto, excursiones y botas chirucas.
Postales de un tiempo y un lugar sin costa ni playa. Río, pasarela y puente de piedra. Líneas de tranvías, final de trayecto, límite de la ciudad del viento. Exploradores y paisajes, juegos, vaguadas y pinares, cerros de yesos y paredes arcillosas. Esclusas del canal, cañaverales, pozas y huertos. Paisaje que reencontrar cuarenta y tres años después transformado, desfigurado. Horizonte con otro rostro. Lugar; páginas de la vida que uno no quiere arrancar.
Postales de un tiempo cuando surgió la amistad fraternal. Hermanos de carne y hueso para la eternidad. Cuatro risas, dos tragos, tres risas, otra caña, más risas y el mismo rincón en el bar de siempre. Fidelidad inalterable a la erosión de los inviernos.
Postales de un tiempo y una canción de amor, el capítulo más largo de una vida. Ella y la línea 5 del tranvía, apretujones, acercamientos, manos que se tocan y ojos que miran y hablan. Primer beso bajo la niebla, amor retando y venciendo el miedo al vacío. Mañanas de domingo, veranos, distancia y otra ciudad. Viajes, pensiones y abrazos, cartas, silencio y amor sin caducar. Reencuentro y verdad, valor y felicidad. Principio y final, primera juventud y prórroga; lugar, tiempo, paisaje, mundo propio; ayer, mañana y siempre; patrimonio y fortuna, amor y amistad.

Luis Bazán y Jorge Cortés. “Aquellas miradas” Libros Certeza. Zaragoza, 2010.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues si que parece un original proyecto...