No reduciré esta colección de relatos a meras historias de terror. En “La luz del diablo” hay mucho más.
Roberto Malo es cuenta-cuentos, y eso se nota.
Roberto Malo es cuenta-cuentos, y eso se nota.
Me lo imagino contando sus relatos en un pequeño escenario en penumbra, modulando la voz, metiéndonos el miedo en el cuerpo con una sonrisa. Disfrutando como un niño en un fuego de campamento. Y es que Roberto conoce nuestra extraña atracción por el terror; temblamos, nos tapamos los ojos, sentimos un escalofrío, pero seguimos escuchando fascinados.
Roberto usa elementos clásicos del género y hace protagonistas de sus relatos a personas corrientes, podríamos ser cualquiera de nosotros, y eso es lo que hace sus cuentos más inquietantes, porque todos tenemos pesadillas, tenemos miedo a lo incomprensible, a la oscuridad, la muerte y los demonios.
Entre el terror cabe una historia de amor; el dolor y la aparente locura que produce echar a alguien de menos.
Roberto usa elementos clásicos del género y hace protagonistas de sus relatos a personas corrientes, podríamos ser cualquiera de nosotros, y eso es lo que hace sus cuentos más inquietantes, porque todos tenemos pesadillas, tenemos miedo a lo incomprensible, a la oscuridad, la muerte y los demonios.
Entre el terror cabe una historia de amor; el dolor y la aparente locura que produce echar a alguien de menos.
Hay también una obra de teatro en un solo acto; en la que antes del terrorífico final de un alma vendida al diablo, nos enseña, con una irónica sonrisa, que debemos tener cuidado con lo que deseamos; pero también que hay personas solas y desesperadas, fracasados ante el amor inalcanzable capaces de hacer y creer en lo que sea con tal de conseguir su anhelo.
Hay, entre el misterio de un hombre abducido por una película porno, la felicidad que produce vivir una fantasía hecha realidad.
Y, entre la terrorífica historia de una mujer portadora de la luz del diablo, está el recuerdo de un amor perdido, de todas las palabras que se quedaron pendientes por la timidez; el rechazo por el propio cuerpo cuando es incapaz de provocar el deseo; la sed de venganza; el poder del sexo; y como un hombre cae, irremediablemente, en la tentación de un misterio hasta quemarse en su luz infernal.
Entre el terror hay humor hecho con malentendidos y equívocos por culpa de una revista porno. Hay, también, un original relato construido con los anuncios de contactos del periódico que nos descubre la soledad humana. Y la carcajada al vernos reflejados en la narración de un escritor sin suerte.
Hay pesadillas de angustia, como querer huir de la invitación a una fiesta sorpresa; hay mujeres de ojos enigmáticos que esconden en su interior el sí o el no; y un juego inocente que se transforma en terror al ser capaz de anunciar nuestra propia muerte y que encima se burla de nuestro destino con un reloj que se adelanta unos minutos.
Hay imágenes que por si solas producen terror, como despertarnos una noche bajo un cielo completamente rojo, y que se ponga a llover sangre como si el cielo estuviera desangrándose. Una pesadilla de película con objetos que cobran vida y se vuelven asesinos; pero en la que, entre el espanto de una muerte inevitable, Roberto es capaz de hablarnos de la fuerza del amor.
Hay imágenes que por si solas producen terror, como despertarnos una noche bajo un cielo completamente rojo, y que se ponga a llover sangre como si el cielo estuviera desangrándose. Una pesadilla de película con objetos que cobran vida y se vuelven asesinos; pero en la que, entre el espanto de una muerte inevitable, Roberto es capaz de hablarnos de la fuerza del amor.
Y entre el terror de un asesino caníbal, están la envidia de un hombre corriente con una novia sin curvas, el deseo, el azar, la locura y la sorpresa.
Dentro del terror de “La luz del diablo” hay mucho más de lo que a simple vista parece.
Roberto Malo. “La luz del diablo”. Mira Editores. Zaragoza, 2008
Dentro del terror de “La luz del diablo” hay mucho más de lo que a simple vista parece.
Roberto Malo. “La luz del diablo”. Mira Editores. Zaragoza, 2008
1 comentario:
Tengo una amiga que sabrá juzgar este libro. Es dura. Veremos si pasa el corte.Yo no opino porque no es mi género.
Publicar un comentario