lunes, 7 de febrero de 2011

"Detrás de las sonrisas", una novela de Ignacio Díaz

Algunos años después que comencé a escribir los primeros renglones de mi novela, Detrás de las sonrisas, me senté a tomar un café con Morita; estaba igual pero distinta. Había cambiado de carrera universitaria, le restaba un examen final para graduarse y por fin encontró una actividad en la que pensaba ser feliz.
En el exterior se la veía contenta, con buen ánimo; en el interior no lo sé. Me contó los pormenores de su nuevo proyecto y, según dijo, tenía intenciones de seguir estudiando: “Hay que crecer”. Escuché su sobriedad habitual mientras caminábamos por la peatonal Florida, esquivando a la gente distraída que curioseaba la improvisada feria de artesanos, que exhibían sus productos sobre mantas apoyadas en el suelo y nosotros las sorteábamos intentando mantenernos a la par.
Ella no había abandonado su actividad; sus fotos continuaban publicitándose en la página de acompañantes de Internet. Eran las mismas que se había tomado en sus comienzos, esas que yo vi y nos unieran. Rió al recordar ese detalle. Aprendió a entrelazar sus nuevas aspiraciones con su profesión en las sombras.
Conservaba algunos clientes de sus primeras épocas, que la visitaban todas las semanas; la llevaban a cenar, los escuchaba, aconsejaba y a veces hacían el amor.
Tenía muchas vivencias nuevas, nacidas durante todo el tiempo que estuvimos sin contacto: me rehusé a prestarle atención, ocuparían otro libro y se sabe que las segundas partes suelen ser peores que las primeras.
Motivado por el reencuentro la volví a llamar y pactamos una cita; seguía viviendo sobre la misma calle en el piso de la mala suerte. La decoración del departamento había cambiado: la televisión era gigante, el ventanal que daba a la realidad lo cubrían cortinas blancas y una estufa eléctrica nueva se apoyaba en un rincón.
Me sorprendí al quitarme la campera; era celeste y la colgué en el mismo perchero. Hacía tanto frío como la primera vez. Sin quererlo di con la pócima, con las coordenadas perfectas, había descubierto como volver el tiempo atrás y me asusté.
Sonreí, nada había cambiado; ni ella ni yo. Terminé rápido el asunto, me cambié y escapé divertido, nunca más la volví a ver.

Escrito en algún lugar de Buenos Aires, la ciudad que no duerme y donde las princesas se transforman en putas.

Ignacio Díaz

http://www.mentiraysonrisas.blogspot.com

"Detrás de las sonrisas". Editorial La Fragua del Trovador. Zaragoza, 2010.

http://www.lafraguadeltrovador.com/

1 comentario:

Esperanza dijo...

Vaya... como decia las cosas siempre pasan por algo, volví a un antiguo blog que habia abandonado, pinché el enlace de un comentario tuyo, indagué en tu página y encontré el titulo de un libro que me llamó la atención "detrás de las sonrisas" me invitó a seguir indagando... me atrajo el titulo tanto que, incluso, vi una entrevista tuya en la radio (en youtube claro, si no ¿como podria verla ;))
y llegué hasta aqui... y me encantó lo que leí...
Un saludo de admiracion.