Al acabar de leer “Día de perros” pensé que si viviéramos en otro país a David Jasso ya le habrían ofrecido adaptar su novela para llevarla al cine. Y es que durante muchas páginas tuve la sensación de estar viendo una película; una trepidante y emocionante película. Porque esta novela contiene una historia que más que leerse, se ve. Y no sólo se hace visible sino que además transmite con tanta efectividad sus imágenes que llegas a sudar sintiendo el agobiante calor de una tarde de verano. Jadeas después de una persecución por las calles y la estación de tren de la ciudad y acabas encerrado en el espacio claustrofóbico de una cabina del teleférico que se balancea sobre el río, contemplando a un chaval colgado en el vacío, sujeto por las manos de otro, pero que se está escurriendo peligrosamente.
Calificar a “Día de perros” como un Thriller resulta adecuado pero insuficiente. Y es que además de carreras y persecuciones por las calles de Zaragoza, de sorpresas en cada capítulo, de emoción y tensión constante, hay también lágrimas de desesperación y vergüenza; hay dolor, locura y orgullo; sonrisas de avaricia y astucia. Entre jóvenes inconscientes y gallos de pandilla hay una mujer acomplejada a la que no le gusta ver su reflejo en los escaparates; un matrimonio sin hijos que llena ese espacio vacío con una mascota; y unos chavales tiesos de pasta que se creen más listos que nadie.
En “Día de perros”, David Jasso nos recuerda cuales son los dos valores absolutos de la juventud: la amistad y el amor. Y en esta novela nos enseña hasta dónde se puede llegar por serle fiel a ese pacto inquebrantable de la amistad y cómo se viven el arrepentimiento y la vergüenza, la esperanza y la dolorosa intensidad del amor cuando se tienen menos de veinte años.
David Jasso nos muestra con las palabras dos mundos contrapuestos que acaban colisionando de frente: un chaval zarandeado por las tormentas de los adultos y unos adultos zozobrando en la gamberrada de unos chavales. La forma de enfrentarse a la vida cuando los amigos y la chica que te gusta lo son todo. Tanto como para aceptar un plan disparatado con el que conseguir algo de dinero y que de repente se complica y acaba convirtiéndose en un terrible error. Tanto como para no ser capaz de decir basta, romper el juramento, sentir temor pero seguir adelante dejándose llevar por el riesgo y la aventura. Tanto como ser incapaz de marcharse y no verla, ir a donde sea con tal de estar junto a ella, esperar oír de sus labios las palabras que lo cambien todo.
“Día de perros” es un Thriller, una película trepidante, una emocionante novela con la sorpresa apareciendo a la vuelta de la esquina, pero también es el relato de una angustiosa carrera que lleva a una mujer hasta el límite de sus fuerzas y que arrastra en su torbellino a un hombre hasta llevarle a cruzar el límite de la cordura con un cuchillo en la mano.
“Día de perros” nos enseña que, muchas veces, no somos conscientes de las repercusiones de nuestros actos. Que un acto absurdo nos puede llevar a contemplar la muerte, que basta un día para cambiarte la vida, hacer que la amistad se desvanezca y el desamor duela menos.
Y al final, como en el truco de una película que continúa después de los títulos de crédito, David tiene tiempo para dejarnos otra sorpresa, una inesperada y última vuelta de tuerca.
David Jasso. “Día de perros”. Hegemón Ediciones. Zaragoza, 2008
4 comentarios:
Gracias por la reseña. Has reflejado todo lo que quería transmitir al escribir "Día de perros". Es estupendo.
Me alegro de haber conectado tanto con un lector tan experto como tú, me llena de satisfacción.
Ah, y si alguien quiere saber algo más de la novela, puede entrar en www.davidjasso.es
Conocí a David Jasso el día en que nos entrevistaron a los dos en el programa "Borradores". Estuvimos hablando un rato y me pareció una persona estupenda. Tengo el libro en casa y después de leer tu reseña me voy a leerlo inmediatamente.
Un abrazo,
Martas
Grax por tu recomendación!!!!!
A Jasso, a mi me costo encontrarle el punto. De hecho, respecto a la silla tuve una conversación con Roberto que ahora cambiaría. Hay que reconocerle un aire fresco, de carretera yanqui, en este aragón tan dado a la sesudez. Esta novela no la he leído, pero esta feria cae.
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