jueves, 2 de abril de 2009

El muro de Berlín


Lo preparamos durante meses, reuniéndonos en la trastienda del Café Köln. Cuando un “Vopo” detuvo a Helmut en la estación de tren de Friedrichstrabe estuvimos a punto de abandonar. Pero no lo hicimos y el túnel fue creciendo con nuestro miedo, como un cachorro de Leonberger mamando de una rata.

Todo salió mal.

Teníamos tan idealizado el Muro de Berlín que no nos dimos cuenta que al otro lado se encontraba la Muralla China.


Óscar Sipán

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y el muro de Adriano, la línea Maginot... cuanto esfuerzo hemos invertido en mantenernos separados. Por contra, todo lo que intentamos para unirnos fracasa: el esperanto, la ONU, el Banco Mundial... en Tellerda no hay muros, sólo seres.