domingo, 22 de febrero de 2009

Conversaciones con Mariano


A Pepo Montserrat (in memoriam)

Las primeras conversaciones con Mariano tuvieron lugar en la finca de Movera, paseando por la granja, en una escena –que todavía hoy existe en formato 8mm- casi Buñuelesca, con ovejas incluidas y retazos de Orwell, con más personajes y yo, en el papel de “la soldadesca”, atento a cualquier desmán de la manada. Por aquel entonces, hablábamos en el cuarto de los juguetes, enorme nave repleta de ellos, que con el paso de los años pareció empequeñecer para romper las dimensiones que sólo tus ojos de infante te dan; y recuerdo también una mesa de corte medieval y platos de barro al uso, cerca de la chimenea.

Luego vinieron más conversaciones, muchas, esta vez en la calle Costa, entre Teatro leído, música de Hindemith a todo volumen (“como debe ser”) y lápices de colores en cajas repletas de tonalidades. Por aquella época -los tiempos se desdibujan- también conversaríamos en el escenario del Teatro Principal, en la “Oficina de horizonte” de Labordeta, Miguel, o en torno a la “Ensalada”, y en el local de ensayos del antiguo Teatro Fleta, el que recuerdo con más cariño, quizá por la fascinación de conocer a Fernando de Aragón disfrazado de Mariano, o a mi padre de Colón, ¿o era al revés, como en aquel otro cuento de Caperucita?…

Y también hubo tiempo para los libros de “Mercenarios” y crónicas periodísticas sobre extraños acontecimientos a raíz de la “Muerte accidental de un anarquista”. Y mucha pintura. La de Mariano. Y Cine y Televisión, e incluso con el paso de los años teatro en “deuvedé”, fíjese usted, ¡quién nos lo iba a decir!

También existieron conversaciones teñidas de tragedia griega, como la que se desarrolló en Reus, con aquel contrapeso que se desprendió de vaya usted a saber dónde y acabó a escasos centímetros de un Mariano con suerte. No he olvidado esa escena, y me consta que el protagonista tampoco lo ha hecho. Ya pasó. Y también pasó Reus.

Y en la vuelta a Aragón -entre Huesca y Zaragoza-, conversamos entre cameos, a sus órdenes, cuando yo jugaba a ser el figurante Romerales, pueblo entero, o aspirante a paje 1º.... Tiempos de giras y montajes de escenografías en honor a Enrique IV (¡¡¡mastodónticas y pesadas escenografías, Mariano!!!), y entre unas y otras, el Real Zaragoza, algo de Medea…. y Casa Emilio, siempre Casa Emilio (comidas, cenas y nocheviejas).

Hace poco, o algo, conversamos de nuevo. Oí su voz después de su recuperación, y volví a verlo de nuevo en el Concierto de Quilapayún, en Zaragoza. Y habrá más lugares para el encuentro, y conversaciones, claro que sí…y con suerte, volverá a llamarme marsupial, como en aquel ya lejano 1966.

Pero existen otras conversaciones, éstas con apellidos, Cariñena-Castro, y otros protagonistas, Antón. Y repite Mariano, en el papel de primer actor. Y aquí lo mejor; están editadas, y si me lo permites, debes leerlas. No todos los días se tiene la oportunidad de descubrir a un “hombre total”.

http://www.centrodramaticoaragon.com/web/documentacion/detallepublicacion.asp?idma=es&id=6

Texto de Sigfrido González.
Fotografía/composición: Juego fotográfico de espejos sobre la portada original* del libro “Conversaciones con Mariano Cariñena” (Antón Castro) y fotografías de archivo personal propio, obra de Sigfrido González

*Fotografía de portada (José Miguel Marco). Composición de Ángel Lalinde

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