Ahora siento vergüenza. Ahora me arrepiento de haber abierto la bocaza sin saber. Me has dado una lección. Perdóname, por favor.
Y es que me has enseñado el inmenso valor de lo breve, la extraordinaria belleza que cabe en lo mínimo. Esta “Piedad” tuya no es un capricho de autor consagrado. Al contrario. Me has demostrado que se puede llenar un folio con cuatro líneas y una imagen. Decirlo todo con pocas palabras.
Esta “Piedad” tuya me ha recordado algo que olvidamos frecuentemente: que una moneda siempre tiene dos caras. La paradoja de la vida y la muerte.
Me has enseñado todas las contradicciones que nos gobiernan, a darme cuenta de lo poco que pensamos en los demás, en las consecuencias de nuestros actos, en nuestro terrible y habitual egoísmo. La muerte ajena nunca debe interrumpir el espectáculo. Qué más da. Nosotros aún vivimos y el dolor no nos alcanza.
Esta “Piedad” tuya es un libro contra el olvido. Porque la injusticia de la muerte provocada por el terrorismo, el asesinato, no debe olvidarse nunca. Nunca.
Esta “Piedad” tuya es un libro contra la ceguera, porque hay débiles a los que ignoramos premeditadamente, ancianos que hablan solos y niños distintos que sólo piden nuestra sonrisa, un gesto amable y cariñoso.
Que pasamos los días pensando que la mala suerte no sabe donde vivimos, y que, ante el ramo de flores secas junto a la carretera, aceleramos para que desaparezca. Que nos cambiamos de acera, pasamos la página, cerramos los ojos ante la visión de los herederos de la muerte, los supervivientes heridos.
Esta “Piedad” tuya es una invitación a la reflexión, a la incomodidad del dolor. Es un libro contra la mirada rápida, contra la indiferencia, lo instantáneo. Nos hace ver lo que pasa inadvertido, nos enseña a mirar despacio, descubrir, observar, fijarnos en lo cotidiano. Nos hace asomarnos y ver lo que hay detrás, al lado, enfrente, lo que queda más allá de nosotros, de nuestros actos, nuestra ignorancia y nuestra irreflexión.
En esta “Piedad” tuya hay héroes sin brazos, historias de valor y voluntad invencible, hazañas construidas dentro de una piedra. Hay decisiones, miradas hacia atrás, anécdotas, recuerdos hechos de música y amigos. Hay enfermedades de seis letras, nombres propios y vidas que se apagan con una sonrisa, trasplantes y deseos de vivir. Hay destinos absurdos, sucesos que se quedan clavados en la memoria, accidentes, azar, casualidad, cambios de planes, sueños rotos y tardes de fútbol.
Hay cumpleaños y regalos, síndromes con el nombre de la inocencia, largas noches de insomnio que se pagan con días de felicidad y besos descomunales, alegría desbordada. Hay toda una lección de fortaleza y amor, de lágrimas y palabras mudas. Tu experiencia, la que te ha hecho cambiar la mirada. Tu manera de ser y sentir. Este es un libro de sentimientos, ejemplos y miradas, de la inmensa necesidad de la piedad, ese desconocido, ignorado y olvidado sentimiento.
Miguel Mena. “Piedad”. Xordica Editorial, Zaragoza, 2008
5 comentarios:
Plas, plas, plas. Muy bueno. Sencillamente
Gracias pero lo realmente muy bueno es el libro de Miguel. Es el que se merece todos los elogios.
A veces olvidamos que lo pequeño es lo más valioso.
Me ha despertado usted la curiosidad de su lectura.
Tomo nota
Saludos diminutos
Me alegro de haber despertado su curiosidad. Desde luego, esta "Piedad", es una obra original y maravillosa. Seguro que compartirá mi admiración por ella.
Gracias por la visita. Me honra usted pisoteando mi alfombra.
Ahora mismo he terminado el libro "Piedad", un libro de sensaciones, de reflexión, de derrota, de gestos, de admiración...el sábado pasado el propio Miguel me dijo:"es un libro duro. Incluso alguien se ha entretenido en contar los suicidios y las muertes que aparecen". Pero yo ahora añadiría que es un libro de esperanza, de lucha, de aguante... de vida.Porque pese a todo lo narrado, lo sufrido, los insomnios, por encima de todo están las ganas de salir adelante, de luchar... de vivir. J.A.Lozano me dijo que tuvo que escribirle irremediablemente un email a Miguel para decirle lo que le habia movido por dentro este libro. Confieso que me pareció exagerado, yo nunca le he mandado un mail a ningún autor, pero mañana creo que le mandaré una nota a Miguel, y no lo hago ahora porque no tengo "outlook" instalado.
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