
La astuta hermanastra.
A las doce en punto de la noche, Cenicienta pierde un zapato mientras sale a la carrera del baile real. Esto lo observa una de sus hermanastras; como se conoce el cuento, se calza en un segundo el zapato de Cenicienta y deja en su lugar uno suyo. Cojeando ligeramente, la hermanastra se aleja del baile con una amplia sonrisa.
Texto de Roberto Malo
http://robertomalo.blogspot.com/
Fotografía de Maite Pérez Pueyo
http://salamandradiamantesdesafiandogravedad.blogspot.com/
Texto de Roberto Malo
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Fotografía de Maite Pérez Pueyo
http://salamandradiamantesdesafiandogravedad.blogspot.com/
¿Y quién nos asegura que ésta no es la auténtica Cenicienta? Conocemos las historias tal y como nos las han contado primero. Ella la conoce de antemano porque la ha vivido. Podría ser la verdadera Cenicienta, haciéndose pasar por su propia hermanastra. Ya sabía que su hermanastra iba a intentar usurpar su lugar.
ResponderEliminarTienes razón, Luis, la imagen es muy apropiada para este relato. Muchísimas gracias!
¡Ya tengo internet tras un mes de oscurantismo!
ResponderEliminarLo que no sabe Roberto, es que existen muchas que calzan el mismo número que la hermanastra, pero que Cenicienta sólo una...
La foto de Maite es un acierto. Muy evocadora. Gracias, Luis, ha quedado muy resultón.
ResponderEliminarMe gusta mucho este texto.
ResponderEliminarSi no te importa me lo quedo para el blog.
Un saludo,
Marta Navarro